lunes, 21 de marzo de 2011

SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA y PADRE VIRGINAL DE JESUS



A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.

Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55). 

No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María! 

San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor. 

Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación. 
 
San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli.  Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
 
Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.

Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José.  Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.

Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros. 

La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.

Amor virginal

Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio.  Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios.  San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús.  La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.

El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).
 
Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:
 
"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).

Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y  María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).
 
En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).

Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13.  San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto.   Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada. 
 
Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»  El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.  Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.
 
Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51).  San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo.  Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.

Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.
 
Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas. 

jueves, 17 de marzo de 2011

Salesianos en China se preparan para recibir reliquias de su fundador

ROMA, 16 Mar. 11 (ACI).- La Familia Salesiana China se prepara para recibir las reliquias de su fundador, San Juan Bosco, cuyos restos sagrados se encuentran actualmente en peregrinaje por todo el mundo como preparación al bicentenario del nacimiento del santo previsto para el año 2015.

Las reliquias, que incluyen un hueso del metacarpo de la mano derecha del Santo, llegarán a Hong Kong el día 25 de marzo. Se anunció que el 2 de abril se transferirán a Macao y llegarán finalmente el 7 de abril a Taipéi (capital de Taiwán), donde todas las escuelas y los conventos salesianos de la región acogerán los restos.

Según informó Radio Vaticana, Don Simon Lam Chung-wai, rector de la Provincia salesiana de China, tiene la esperanza de que este evento ayude reforzar la misión educativa de los salesianos y mueva a muchos jóvenes a acoger el posible llamado a la vida consagrada.

"Las escuelas católicas son el mejor lugar para hacer madurar las vocaciones, aunque ahora escasean los puntos de referencia, porque los sacerdotes y las hermanas son cada vez menos", explicó. Del mismo modo, "el número de maestros católicos es demasiado escaso", concluyó Don Chung-wai.

Las reliquias de Don Bosco, peregrinan por los cinco continentes y recorrerán todas las naciones donde los salesianos están presentes por iniciativa del Rector Mayor de la Congregación, Don Pascual Chávez Villanueva.

La peregrinación comenzó el 25 de abril de 2009 en Valdocco, una localidad vecina a Turín (Italia) –donde murió el Santo– y terminará el 31 de enero de 2014, en la fecha de su muerte y su festividad.

Don Bosco, fue declarado Santo por el Papa Pío XI el 1 de abril de 1934, 46 años después de su muerte en 1888. El Papa Juan Pablo II le dio el título de "Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes".

martes, 15 de marzo de 2011

Los Institutos Seculares

Autor: Germán Sánchez Griese

Fuente: Catholic.net

Los Institutos Seculares

Formados por individuos que viven en el mundo, hacen votos de pobreza, castidad y obediencia y se dedican a obras de apostolado indicadas por el propio instituto.





Los Institutos Seculares


Una rama más del gran árbol de la vida consagrada. Un esfuerzo por ayudar a la Iglesia en su misión de ser “luz para alumbrar a todas las naciones” (cfr. Lc. 2, 32).

Los institutos seculares están formados por individuos que viven en el mundo, hacen los tres votos de pobreza, castidad y obediencia y se dedican a las obras de apostolado indicadas por el propio instituto.

¿Qué significan las palabras “viven en el mundo”? ¿Es que acaso no todos vivimos en el mundo? Es conveniente explicar que la Iglesia entiende por el mundo toda la serie de actividades propias de una persona laica, es decir, de una persona que no se consagra a Dios dentro de un instituto de vida religiosa.

Estas personas de los institutos seculares pueden vivir en familia, tener una profesión laical, como puede ser la de ingeniero, maestra, secretaria y tantas otras, pero se consagran a Dios mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia.

Su misión es muy peculiar pues viviendo como cualquier otra persona del mundo, deben impregnar todas sus actividades de una gran caridad cristiana, imitando a Cristo en todo momento.

El mismo Código de derecho canónico, en el número 714 machaca esta realidad: “Los miembros (de los institutos seculares) han de vivir en las circunstancias ordinarias del mundo, ya solos, ya con su propia familia, ya en grupos de vida fraterna, de acuerdo con sus constituciones”.

No los exime de una vida fraterna en comunidad pero les pide que vivan en el mundo y no en el claustro, en familia o fuera de ella, solos o en grupos de vida fraterna, de manera parecida a los que viven la vida religiosa, pero recalca la necesidad de ser levadura en medio de la sociedad.

Muchos de ellos no llevan ningún distintivo religioso y así viven su consagración a Dios en medio del mundo. Por eso se llaman institutos seculares, ya que la palabra secular se refiere a la persona que viven en el siglo, es decir, a la persona que viven en el mundo.

Los miembros de estos institutos participan de las tareas de evangelización de la Iglesia en el mundo y desde el mundo, donde su presencia, como lo hemos ya anotado, actúa a la manera de un fermento. Su testimonio de vida cristiana debe ayudar a todos los hombres a ordenar las realidades temporales hacia Dios y a penetrar el mundo con la fuerza del Evangelio.







sábado, 12 de marzo de 2011

Cuaresma es tiempo de arrepentimiento

Autor: P. Cipriano Sanchez LC
Fuente: Catholic.net

Sábado después de Ceniza. Quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios Nuestro Señor.



La cuaresma es tiempo de arrepentimiento. Quizá a nosotros la llamada al arrepentimiento que es la Cuaresma, podría parecernos un poco extraña, un poco particular, porque podríamos pensar: ¿de qué tengo yo que arrepentirme?. Arrepentirse significa tener conciencia del propio pecado. La conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma, tener conciencia de que algo he hecho mal, y podría ser que en nuestras vidas hubiéramos dejado un poco de lado la conciencia de lo que es fallar. Fallar no solamente uno mismo o a alguien a quien queremos, también la conciencia de lo que es fallarme a mí.

Pudiera ser también que en nuestra vida hubiéramos perdido el sentido de lo que significa encontrarnos con Dios, y quizá por eso tenemos problemas para entender verdaderamente lo que es el pecado, porque tenemos problemas para entender quién es Dios. Solamente cuando tenemos un auténtico concepto de Dios, también podemos empezar a tener un auténtico concepto de lo que es el pecado, de lo que es el mal.

La cuaresma es todo un camino de cuarenta días hasta la Pascua, y en este camino, la Iglesia nos va a estar recordando constantemente la necesidad de purificarnos, la necesidad de limpiar nuestro corazón, la necesidad de quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios N. S. La Cuaresma es un período que nos va a obligar a cuestionarnos para saber si en nuestro corazón hay algo que nos está apartando de Dios Nuestro Señor. Esto podría ser un problema muy serio para nosotros, porque es como quien tiene una enfermedad y no sabe que la tiene. Es malo tener una enfermedad, pero es peor no saber que la tenemos, sobre todo cuando puede ser curada, sobre todo cuando esta enfermedad puede ser quitada del alma.


Qué tremendo problema es estar conviviendo con una dificultad en el corazón y tenerla perfectamente tapada para no verla. Es una inquietud que sin embargo la Iglesia nos invita a considerar y lo hace a través de la Cuaresma. Durante estos cuarenta días, cuando leemos el Evangelio de cada día o cuando vayamos a Misa los domingos, nos daremos cuenta de cómo la Biblia está constantemente insistiendo sobre este tema: “Purificar el corazón, examinar el alma, acercarse a Dios, estar más pegado a Él. Todo esto, en el fondo, es darse cuenta de quién es Dios y quién somos nosotros.


Por otro lado, el hecho de que el sacerdote nos ponga la ceniza, no es simplemente una especie de rito mágico para empezar la Cuaresma. La ceniza tiene un sentido: significa una vida que ya no existe, una vida muerta. También tiene un sentido penitencial, quizá en nuestra época mucho menos, pero en la antigüedad, cuando se quería indicar que alguien estaba haciendo penitencia, se cubría de ceniza para indicar una mayor tristeza, una mayor precariedad en la propia forma de existir.


Preguntémonos, si hay en nuestra alma algo que nos aparte de Dios. ¿Qué es lo que no nos permite estar cerca de Dios y que todavía no descubrimos? ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos impide darnos totalmente a Dios Nuestro Señor, no solamente como una especie de interés purificatorio personal, sino sobre todo por la tremenda repercusión que nuestra cercanía a Dios tiene en todos los que nos rodean?. Solamente cuando nos damos cuenta de lo que significa estar cerca de Dios, empezaremos a pensar lo que significa estar cerca de Dios para los que están con nosotros, para los que viven con nosotros. ¿Cómo queremos hacer felices a los que más cerca tenemos si no nos acercamos a la fuente de al felicidad? ¿Cómo queremos hacer felices a aquellos que están más cerca de nuestro corazón si no los traemos y los ayudamos a encontrarse con lo que es la auténtica felicidad?.


Qué difícil es beber donde no hay agua, qué difícil es ver donde no hay luz. Si a mí, Dios me da la posibilidad de tener agua y tener luz, ¿solamente yo voy a beber? ¿Solamente yo voy a disfrutar de la luz?. Sería un tremendo egoísmo de mi parte. Por eso en este camino de Cuaresma vamos a empezar a preguntarnos: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí? ¿Qué es lo qué Dios exige de mí? ¿Qué es lo que Dios quiere darme? ¿Cómo me quiere amar Dios?, para que en este camino nos convirtamos, para aquellas personas que nos rodean, en fuente de luz y también puedan llegar a encontrarse con Dios Nuestro Señor.

Ojalá que hagamos de esta Cuaresma una especie de viaje a nuestro corazón para irnos encontrando con nosotros mismos, para irnos descubriendo nosotros mismos, para ir depositando esa ceniza espiritual sobre nuestro corazón de manera que con ella vayamos nosotros cubriéndonos interiormente y podamos ver qué es lo que nos aparta de Dios.

La ceniza que nos habla de la caducidad, que nos habla de que todo se acaba, nos enseña a dar valor auténtico a las cosas. Cuando uno empieza a carecer de algunas cosas, empieza a valorar lo que son los amigos, lo que es la familia, lo que significa la cercanía de alguien que nos quiere. Así también tenemos que hacer nosotros, vamos a ir en ese viaje a nuestro corazón para que, valorando lo que tenemos dentro, nos demos cuenta de cuanto podemos dar a los que están con nosotros.

Este es el sentido de ponerse ceniza sobre nuestras cabezas: el inicio de un preguntarnos, a través de toda la Cuaresma, qué es lo que quiere Dios para nosotros; el inicio de un preguntarnos qué es lo que el Señor nos va a pedir y sobre todo, lo más importante, qué es lo que nosotros vamos a podré dar a los demás. De esta manera, vamos a encontrarnos verdaderamente con lo más maravilloso que una persona puede encontrar en su interior: la capacidad de darse.

Recorramos así el camino de nuestra Cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Buscar el interior para que en todo momento podamos encontrarnos en el corazón, no con nosotros mismos, porque sería una especie de egoísmo personal, sino con Nuestro Padre Dios; con Aquél que nos ama en el corazón, en lo más intimo, en lo más profundo de nosotros.

Que el bajar al corazón en esta Cuaresma sea el inicio de un camino que todos nosotros hagamos, no solamente en este tiempo, sino todos los días de nuestra vida para irnos encontrando cada día con el Único que da explicación a todo. Que la Eucaristía sea para nosotros ayuda, fortaleza, luz, consuelo porque posiblemente cuando entremos en nuestro corazón, vamos a encontrar cosas que no nos gusten y podríamos desanimarnos. Hay que recordar que no estamos solos. Que no vamos solos en este viaje al corazón sino que Dios viene con nosotros. Más aún, Dios se ofrece por nosotros, en la Eucaristía, para nuestra salvación, para manifestarnos su amor y para darse en su Cuerpo y en su Sangre por todos nosotros.





El Papa muestra su cercanía a Japón tras el terremoto


CIUDAD DEL VATICANO/TOKIO, viernes 11 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI expresó su “profunda tristeza” por los “trágicos efectos” del terremoto que ha sacudido Japón en las últimas horas, así como su cercanía en “este momento difícil”.

Lo hizo en un telegrama enviado al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón, monseñor Leo Ikenaga, a través del secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone.

En él, el Pontífice expresa su “profunda tristeza por los repentinos y trágicos efectos del gran terremoto y los consiguientes tsunamis que han afectado a las costas del nordeste de Japón”.

El Papa “asegura a todos los que se han visto afectados su cercanía en este momento difícil”, reza “por los que han muerto, e invoca las bendiciones divinas de la fortaleza y el consuelo sobre sus atribuladas familias y amigos”.

Por último, expresa su “solidaridad en la oración a todos los que están proporcionando rescate, auxilio y apoyo a las víctimas de este desastre”.

La Iglesia en Japón ha prometido su ayuda a las víctimas del terremoto de magnitud 8.9 (escala de Richter) que ha sacudido hoy la costa oriental del país.

El seísmo, uno de los más grandes registrados nunca en Japón, tuvo lugar por la tarde (hora local) a 80 millas de la costa de Sendai, al norte de Tokio, y provocó un tsunami de casi 10 metros que barrió todo a su paso, incluyendo casas, infraestructura, barcos, coches y granjas.

“Un tsunami ha golpeado a nuestro pueblo” dijo el padre Koichi Otaki, sacerdote japonés y canciller de la diócesis de Niigata, a la agencia Fides. "Un maremoto ha venido a sobrepasar nuestras vidas. Estamos aún en estado de shock por lo que ha ocurrido”.

"El tsunami nos recuerda la precariedad de la vida. La solidaridad y asistencia a las víctimas será ciertamente nuestro compromiso cuaresmal”, añadió.

Por otro lado, varios jesuitas españoles han sido testigos directos del terremoto. Según el padre Manuel Silgo, al que lograba hoy contactar en Tokio la agencia española Servimedia, no es ni mucho menos el primer terremoto que vive en Japón, ya que lleva 48 años allí, pero "sí el más fuerte, el más largo. Aunque lo peor se está viviendo en el norte”.
Ayudas

El presidente de Cáritas Japón, monseñor Isao Kikuchi de Niigata, ha asegurado que “la comunidad católica japonesa, aunque muy pequeña, no desistirá en su compromiso y solidaridad con las víctimas”.

Daisuke Narui, director ejecutivo de Cáritas Japón, explicó que actualmente están intentando reunir información en el lugar, pero que por ahora las comunicaciones telefónicas, incluidos los teléfonos móviles, están fuera de servicio.

"Nuestra solidaridad está con nuestros hermanos y hermanas de Cáritas Japón y con el pueblo japonés”, afirmó Lesley-Anne Knight, secretaria general de Caritas Internationalis. "Durante mi visita a Cáritas Japón el año pasado pude ver el buen trabajo que están haciendo para ayudar a los pobres y las perosnas en dificultad. Seguiremos apoyándoles en este momento difícil y rezaremos por todos los que se han visto afectados”.
Se teme que el tsunami atraviese el Pacífico, y se han activado las alertas incluso en Hawaii y California.

A pesar de que en Japón, al hallarse en una región de fuerte actividad sísmica, las construcciones están preparadas para resistir en caso de seísmo, sin embargo en esta ocasión el terremoto ha sido inusualmente fuerte.

El último terremoto de magnitud parecida tuvo lugar el pasado mes de diciembre de 2004 en el norte de Sumatra, y el tsunami resultante provocó un balance de 220.000 personas muertas o desaparecidas en una docena de países del océano Índico.

miércoles, 9 de marzo de 2011

En Cuaresma el Papa alienta conversión personal a Cristo

VATICANO , 09 Mar. 11 / 10:38 am (ACI/EWTN Noticias)


En la Audiencia General de esta mañana el Papa Benedicto XVI alentó a los católicos a esforzarse en Cuaresma -que se inicia hoy con el Miércoles de Ceniza- por convertirse cada vez más a Cristo a través de la liturgia y la práctica intensa del ayuno, la oración y la limosna.

Ante los 7 000 fieles presentes en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Santo Padre se refirió al símbolo de la imposición de las cenizas que son "un signo que nos recuerda nuestra condición de criaturas, nos invita a la penitencia y a intensificar nuestros esfuerzos para convertirnos y seguir cada vez más al Señor".

El Santo Padre afirmó que "la Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a Jerusalén, lugar de la realización del misterio de su pasión, muerte y resurrección; nos recuerda que la vida cristiana es un 'camino' por recorrer, que consiste no tanto en una ley que cumplir sino en la persona de Cristo, a quien hay que encontrar, conocer y seguir".

"Sobre todo la liturgia, la participación en los sagrados misterios, nos llevan a emprender este camino con el Señor, reviviendo los acontecimientos que nos trajeron la salvación, pero no como una simple conmemoración, como un recuerdo de cosas pasadas".

"Hay una palabra clave que se repite con frecuencia en la liturgia para indicar esto: la palabra 'hoy', que debe entenderse en el sentido original y concreto, no metafórico. Hoy Dios nos revela su ley y nos da a elegir entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte".

El Papa dijo además que "Hoy el Cristo que murió en el Calvario y resucitó de entre los muertos, ha subido al Cielo y está sentado a la derecha del Padre, hoy se nos ha dado el Espíritu Santo, hoy es tiempo favorable. Participar en la Liturgia significa entonces sumergir la propia vida en el misterio de Cristo, en su permanente presencia, recorrer un camino en el que entramos en su muerte y resurrección para tener vida".

En los domingos de Cuaresma, prosiguió, se vive un "itinerario bautismal para hacer que nuestras vidas recuperen las exigencias y los compromisos adquiridos con este sacramento, que es la base de nuestra vida cristiana".

El primero, "llamado Domingo de la tentación porque presenta las tentaciones de Jesús en el desierto, nos invita a renovar nuestra decisión definitiva de Dios y afrontar con valentía la lucha que nos espera para permanecer fieles".

El segundo domingo es el de Abraham y la Transfiguración y "como Abraham, padre de los creyentes, nosotros también estamos invitados a salir de nuestra tierra, a dejar la seguridad que hemos construido, para poner nuestra confianza en Dios. La meta ya se entrevé en la transfiguración de Cristo, el Hijo amado, en el que también nosotros nos convertimos en 'hijos de Dios'".

En el tercer domingo está la Samaritana: "como Israel en el Éxodo también nosotros recibimos en el bautismo el agua que salva. Jesús dice a la Samaritana que tiene un agua de vida, que apaga cualquier sed: un agua que es su mismo espíritu".

"El cuarto domingo nos hace reflexionar sobre la experiencia del ciego de nacimiento. En el Bautismo somos liberados de las tinieblas del mal y recibimos la luz de Cristo para vivir como hijos de la luz".
"Por último, el quinto domingo presenta la resurrección de Lázaro. En el Bautismo hemos pasado de la muerte a la vida y nos volvemos capaces de agradar a Dios, de hacer que muera el hombre viejo para vivir del Espíritu del Resucitado".

El itinerario de la Cuaresma, explicó luego el Pontífice, se caracteriza por el ayuno, la limosna y la oración. "El ayuno significa la ausencia de alimento, pero comprende otras formas de privación para una vida más sobria. Pero todo esto no alcanza a la realidad plena del ayuno: es el signo externo de una realidad interior, de nuestro esfuerzo, con la ayuda de Dios, de abstenernos del mal y de vivir el Evangelio. No ayuna verdaderamente quien no sabe nutrirse de la Palabra de Dios".

Seguidamente Benedicto XVI señaló que "el ayuno, en la tradición cristiana, está ligado más estrechamente a la limosna" y dijo que "San Gregorio Magno recordaba, en su Regla Pastoral, que el ayuno se hace santo por las virtudes que lo acompañan, sobre todo por la caridad, por cada gesto de generosidad, que da a los pobres y a los necesitados el fruto de nuestra privación".

"La Cuaresma, además, es un tiempo privilegiado para la oración. San Agustín dice que el ayuno y la limosna son 'las dos alas de la oración', que le permiten tomar más fácilmente tomar impulso para llegar hasta Dios".
"La Iglesia sabe que, por nuestra debilidad, es fatigoso hacer silencio para ponerse ante Dios, y tomar conciencia de nuestra condición de criaturas que dependen de Él y de pecadores necesitados de su amor, por esto, en Cuaresma, invita a una oración más fiel e intensa y a una prolongada meditación sobre la Palabra de Dios".
"En este camino cuaresmal -concluyó el Papa su catequesis en italiano- os invito a acoger la invitación de Cristo a seguirlo de un modo más decidido y coherente, renovando la gracia y los compromisos bautismales, para que revistiéndonos de Cristo, podamos llegar renovados a la Pascua y decir con San Pablo: 'vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí'".

En español, el Santo Padre alentó a "acoger la invitación de Cristo a seguirlo de un modo más decidido y coherente, renovando la gracia y los compromisos bautismales, para que revistiéndoos de Cristo, podáis llegar renovados a la Pascua y decir con San Pablo 'vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí'. Deseo a todos una santa Cuaresma"

martes, 8 de marzo de 2011

¿Qué significa "entrar en la Cuaresma"?

La «cruz», por más pesada que sea, no es una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús.



Queridos hermanos y hermanas:


Mañana miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma.

Pero, ¿qué significa «entrar en la Cuaresma»?


Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor.


Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás.

Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad, o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia «cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24).

La «cruz», por más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.

Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia.

Desde esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo.


Palabras que pronunció SS Benedicto XVI después de rezar la oración mariana del Ángelus, el domingo, 10 febrero 2008.

jueves, 3 de marzo de 2011

MENSAJES DE EL RECTOR MAYOR EN EL BOLETÍN SALESIANO


Bienaventurada ALEJANDRINA MARÍA DA COSTA (1904-1955)

La fecundidad del “…cetera tolle”

La vocación de una Salesiana Cooperadora

Un sábado santo, en una aldea llamada “Calvario” del ayuntamiento de Balasar (Portugal), marca la vida de esta mujer extraordinaria que resplandece entre las mayores almas místicas en la historia de la Iglesia de nuestro tiempo. Ese día Alejandrina, su hermana Deolinda y una chica aprendiz están entregadas a su tarea de costura, cuando se dan cuenta que tres hombres tratan de penetrar en su cuarto. Pese a que las puertas estén cerradas, los tres logran forzarlas y entran. Alejandrina, para salvar su pureza amenazada y su dignidad de mujer y de hija de Dios, no titubea en lanzarse por la ventana desde una altura de cuatro metros. Las consecuencias, aunque no inmediatas, son terribles. Los varios controles médicos a los que la someten diagnostican con siempre mayor claridad un hecho irreversible. Hasta los diecinueve años puede todavía arrastrarse a la iglesia donde, encogida, se detiene con gusto, admirada por la gente. Después la parálisis progresa siempre más, hasta que los dolores se vuelven fortísimos, las articulaciones pierden sus movimientos y ella queda paralizada totalmente. Cuando Alejandrina se mete a la cama para no levantarse más durante los treinta años de vida que le quedan, es el 14 de abril de 1925. Hasta 1928 no deja de pedir al Señor, por intercesión de la Virgen, la gracia de la curación, prometiendo que, de curarse, irá misionera. Pero en cuanto comprende que el sufrimiento es su vocación, acepta con prontitud: “Nuestra Señora me ha hecho una gracia todavía mayor. Antes la resignación, después la conformidad completa a la voluntad de Dios, y finalmente el deseo de sufrir”.



Remontan a este período los primeros fenómenos místicos, cuando Alejandrina inicia una vida de grande unión con Jesús en los Tabernáculos por medio de María Santísima. Un día en que se encuentra sola, se le ocurre de repente este pensamiento: “Jesús, tú eres prisionero en el Tabernáculo y yo en mi cama por tu voluntad. Nos haremos compañía”. Desde entonces comienza la primera misión: ser como la lámpara del Tabernáculo. Pasa sus noches como peregrinando de Tabernáculo en Tabernáculo. En cada Misa se ofrece al Eterno Padre como víctima por los pecadores, junto con Jesús y según sus intenciones. Crece en ella siempre más el amor al sufrimiento, a medida que la vocación de víctima se hace sentir en forma más clara. Emite el voto de hacer siempre lo que sea más perfecto.



Desde 1935, con el jesuita Padre Mariano Pinho, su primer director espiritual, es el portavoz de Jesús ante el Santo Padre para que el mundo, amenazado por la segunda guerra mundial y por la difusión del ateísmo, sea consagrado a la Virgen Madre. “Como Yo pedí a S. Margarita María la consagración del mundo a mi Corazón divino, así pido a ti que sea consagrado al Corazón de mi Madre santísima”. El signo dado por el Señor para apoyar el origen divino de esta petición es su Pasión vuelta a vivir en Alejandrina desde el viernes 3 de octubre de 1938 al 24 de marzo de 1942, es decir, 182 veces. Alejandrina, superando el estado habitual de parálisis, baja de la cama y, con movimientos y gestos acompañados por dolores agudísimos, reproducedurante tres horas y media los diversos momentos del Via Crucis. “Amar, sufrir, reparar” es el programa que le indica el Señor.



Cuando Pío XII ya consagra el mundo al Corazón Inmaculado de María, cesa en Alejandrina la Pasión de Jesús en forma visible, para continuar interiormente durante toda su vida. En la semana santa del mismo año, 1942, inicia el ayuno total que se prolonga hasta su muerte, acaecida el 13 de octubre de 1955. Su vida es un milagro eucarístico viviente. Jesús le dice: “…Hago que tú vivas solo de Mí, para probar al mundo lo que vale la Eucaristía y lo que es mi vida en las almas: luz y salvación para la humanidad”.



En 1944 el nuevo director espiritual, el salesiano adre Humberto Pasquale, la inscribe en la Unión de los Salesianos Cooperadores y ella hace colocar su diploma de Cooperadora “en un lugar que le permita tenerlo siempre ante los ojos”, para colaborar con su dolor y oraciones a la salvación de las almas, especialmente de los jóvenes. El 12 de septiembre del mismo año el pPadre Humberto la inscribe en la Asociación de los devotos de María Auxiliadora.



Pese a los sufrimientos continúa su interés y entrega a los pobres, al bien espiritual de los feligreses y de muchas otras personas que a ella acuden. El 13 de octubre de 1955, aniversario de la última aparición de la Virgen en Fátima, la oyen exclamar: “Estoy feliz porque me voy al cielo”. En su tumba se leen estas palabras que ella quiso fuera grabadas allí: “Pecadores, si las cenizas de mi cuerpo pueden ser útiles para salvaros, acercaos, pasadles encima, pisadlas hasta que desaparezcan. Pero no pequéis más; ¡no ofendáis más a nuestro Jesús!”. Es la síntesis de su vida gastada exclusivamente en salvar almas. En Oporto, en la tarde del día 15 de octubre, los kioskos de flores se quedan sin rosas blancas: todas vendidas. Un homenaje para Alejandrina, que ha sido la rosa blanca de Jesús. Su corazón, cabalmente porque unido siempre al Corazón de Jesús hasta la mística identificación con Él, se ha dilatado con exceso y abrazaba a todos, se conmovía por todo, se identificaba con todo lo que era del prójimo, donaba siempre y se donaba completamente. La gente del pueblo, por su fallecimiento, vistió de luto durante un mes, comentando: “¡Ha muerto la mamá de Balasar!".