Cristo, aparte de ser el Dios hecho Hombre, representa el modelo, la meta y la plenitud de la persona humana.
En la carta a los hebreos se le llama el pontífice. Es decir, el puente. Efectivamente, es el puente de unión entre Dios y el Hombre.
Es Cristo quien pone al hombre en sintonía consigo mismo y con Dios.
El cristiano, incorporado a Cristo por el bautismo y consciente de ser un seguidor de Cristo, representa y lleva en sí mismo la síntesis más hermosa de lo humano con lo divino.
En realidad, el cristiano es en verdad ciudadano simultáneo de dos reinos; que, a la hora de la hora, no son dos, sino uno solo con dos vertientes.
De un lado, el cristiano pertenece a la “ciudad terrena”, empleando el símil agustiniano. Y pertenece, al mismo tiempo, a la “ciudad celestial”, en términos del Apocalipsis.
El cristiano es el hombre de la temporalidad y de las realidades eternas. Su tarea es construir la ciudad eterna, empezando por construir primero la ciudad terrena; llevando a cabo el mandato de Dios, señalado ya en el primer capítulo del Génesis, de gobernar la creación.
Para llevar a cabo esta empresa magnífica y colosal, la persona humana necesita estar en armonía consigo mismo. Para lo cual, es preciso conjugar la vida espiritual y la acción.
Tal conjunción se realiza desde la fuerza y gracia del Espíritu Santo con la que Cristo mismo actuaba.
Sin la experiencia de Dios el hombre no va a poder tener la experiencia del hombre mismo. Es decir, sintonizar con Dios y sintonizar con los demás.
SAN JOSÉ
San José es cabeza de la Sagrada Familia. El hombre en quien Dios confió sus mas valiosos tesoros. Esposo de María Santísima, padre virginal de Jesús. No hay en el cielo santo mas grande después de su esposa, María. El Papa Pío IX nombró a San José, en 1847, Patrono de la Iglesia universal. Si la fiesta, 19 de marzo, cae en Semana Santa, se anticipa al primer sábado anterior a ella. Esta festividad, que ya existía en numerosos lugares, se fijó en esta fecha durante el siglo XV y luego se extendió a toda la Iglesia como fiesta de precepto en 1621.
La paternidad de San José alcanza no sólo a Jesús sino a la misma Iglesia, que continúa en la tierra la misión salvadora de Cristo. El Papa Juan XXIII incorporó su nombre al Canon Romano, para que todos los cristianos -en el momento en que Cristo se hace presente en el altar- veneremos su memoria.
MARÍA AUXILIADORA
María Auxiliadora persigue a Don Bosco. Nace en 1815, año en que por primera vez se celebra litúrgicamente la fiesta de María Auxiliadora. No muy lejos del lugar de su nacimiento, en Mórense , existe una ermita dedicada a María Auxiliadora. En Turín encontrara esa advocación, en la iglesia de San Francisco de Paula había una imagen y una asociación en su honor, inspirada en otra existente en Munich.
En 1848 se encuentran ya colocadas en la mesa de trabajo de Don Bosco algunas estampas con el titulo "Auxiliadora de los cristianos". Pero sera exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando este hace la opción mariana definitiva. Le dice al Joven salesiano Juan Cagliero:
"La Virgen quiere que la honremos con el titulo de Auxiliadora, los tiempos que corren son difíciles y tenemos la necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la Fe cristiana".
En 1863, no sin graves dificultades , Don Bosco comienza la construcción de la hoy Basílica de María Auxiliadora con apenas con un capital de cuarenta centavos. Cinco años mas tarde el 9 de junio de 1868 se consagró el templo ya terminado.