martes, 15 de marzo de 2011

Los Institutos Seculares

Autor: Germán Sánchez Griese

Fuente: Catholic.net

Los Institutos Seculares

Formados por individuos que viven en el mundo, hacen votos de pobreza, castidad y obediencia y se dedican a obras de apostolado indicadas por el propio instituto.





Los Institutos Seculares


Una rama más del gran árbol de la vida consagrada. Un esfuerzo por ayudar a la Iglesia en su misión de ser “luz para alumbrar a todas las naciones” (cfr. Lc. 2, 32).

Los institutos seculares están formados por individuos que viven en el mundo, hacen los tres votos de pobreza, castidad y obediencia y se dedican a las obras de apostolado indicadas por el propio instituto.

¿Qué significan las palabras “viven en el mundo”? ¿Es que acaso no todos vivimos en el mundo? Es conveniente explicar que la Iglesia entiende por el mundo toda la serie de actividades propias de una persona laica, es decir, de una persona que no se consagra a Dios dentro de un instituto de vida religiosa.

Estas personas de los institutos seculares pueden vivir en familia, tener una profesión laical, como puede ser la de ingeniero, maestra, secretaria y tantas otras, pero se consagran a Dios mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia.

Su misión es muy peculiar pues viviendo como cualquier otra persona del mundo, deben impregnar todas sus actividades de una gran caridad cristiana, imitando a Cristo en todo momento.

El mismo Código de derecho canónico, en el número 714 machaca esta realidad: “Los miembros (de los institutos seculares) han de vivir en las circunstancias ordinarias del mundo, ya solos, ya con su propia familia, ya en grupos de vida fraterna, de acuerdo con sus constituciones”.

No los exime de una vida fraterna en comunidad pero les pide que vivan en el mundo y no en el claustro, en familia o fuera de ella, solos o en grupos de vida fraterna, de manera parecida a los que viven la vida religiosa, pero recalca la necesidad de ser levadura en medio de la sociedad.

Muchos de ellos no llevan ningún distintivo religioso y así viven su consagración a Dios en medio del mundo. Por eso se llaman institutos seculares, ya que la palabra secular se refiere a la persona que viven en el siglo, es decir, a la persona que viven en el mundo.

Los miembros de estos institutos participan de las tareas de evangelización de la Iglesia en el mundo y desde el mundo, donde su presencia, como lo hemos ya anotado, actúa a la manera de un fermento. Su testimonio de vida cristiana debe ayudar a todos los hombres a ordenar las realidades temporales hacia Dios y a penetrar el mundo con la fuerza del Evangelio.







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