domingo, 14 de noviembre de 2010

El buen maestro según San Juan Bosco

El buen maestro según San Juan Bosco

Si Nuestro Señor nos enseñó a juzgar el árbol por sus frutos, entonces debemos reconocer en San Juan Bosco un modelo acabado de buen maestro y perfecto educador. Los frutos de la obra salesiana, tanto durante la vida del santo como después de su muerte están aquí para demostrar la fecundidad de sus principios. Estos se encuentran resumidos en dos pequeños artículos del santo que todo maestro o maestra debería conocer y meditar. Vamos a dar aquí algunos extractos.

El Sistema Preventivo en la Educación de la Juventud
Los sistemas se han usado en todos los tiempos para educar a la juventud : el Preventivo y el Represivo. El Represivo consiste en dar a conocer las leyes a los súbditos, y vigilar después para conocer a los transgresores y aplicarles, cuando sea necesario, el correspondiente castigo. Basándose en este sistema, la palabra y la mirada del Superior deben ser en todo momento más que severas, amenazadoras. 

El mismo Superior debe evitar toda familiaridad con los subordinados.

El Director, para aumentar su autoridad, debe dejarse ver raras veces de los que de él dependen, y, por lo general, sólo cuando se trate de imponer castigos o de amenazar.

Este sistema es fácil, poco trabajoso y sirve principalmente para el ejército, y, en general, para los adultos juiciosos, en condición de saber y recordar las leyes y prescripciones.

Diverso, y casi diré, opuesto, es el Sistema Preventivo. Consiste en dar a conocer las prescripciones y reglamentos de un Colegio, y vigilar después de manera que los alumnos tengan siempre sobre sí el ojo vigilante del Director o de los Asistentes, los cuales, como padres amorosos, hablen, sirvan de guías en toda circunstancia, den consejo y corrijan con amabilidad… que es como decir: consiste en poner a los niños en la imposibilidad de faltar.

"Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y en el amor… excluye, por consiguiente, todo castigo violento y procura alejar aún los suaves."
Continúa el santo después de exponer las razones que hacen este "Sistema Preventivo" muy preferible:

Aplicación del Sistema Preventivo
La práctica de este sistema está apoyada en las palabras de San Pablo: "Charitas patiens est...omnia suffert, omnia sperat, omnia sustinet" (I Cor 13,4). "La caridad es benigna y paciente… todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta".

Por consiguiente, solamente el cristiano puede practicar con éxito el Sistema Preventivo. Razón y Religión son los medios de que ha de valerse continuamente el educador, enseñándolos y practicándolos, si desea ser obedecido y alcanzar su fin.

El Director debe, como consecuencia, vivir consagrado a su educandos, no aceptar ocupaciones que le alejen de su cargo… aún más : encontrarse siempre que pueda con sus alumnos, a no ser que estén por otros debidamente asistidos.

Los Maestros, los Jefes de taller y los Asistentes han de ser de acrisolada moralidad. Procuren evitar, como la peste, toda clase de aficiones o amistades particulares con los alumnos, y recuerden que el desliz de uno solo puede comprometer a un Instituto educativo. Los alumnos no han de estar nunca solos. Por cuanto es posible, los asistentes han de preceder a los alumnos en hallarse en los sitios donde tengan que reunirse y estar con ellos hasta que vayan otros a sustituirlos en la asistencia … no los dejen nunca desocupados.

Debe darse a los alumnos amplia libertad de saltar, correr y gritar a su gusto. La gimnasia, la música, la declamación, el teatro, los paseos son medios eficacísimos para conseguir la disciplina y favorecer la moralidad y la salud. Procúrese, únicamente, que la materia de los entretenimientos, las personas que intervienen y las conversaciones que sostengan, no sean vituperables. "Haced lo que queráis -decía este gran amigo de la juventud, San Felipe Neri- a mí me basta con que no cometáis pecados".

"La confesión y comunión frecuentes y la Misa diaria, son las columnas que deben sostener el edificio educativo del cual se quieran tener alejados la amenaza y el palo. No se ha de obligar jamás a los alumnos a frecuentar los Santos Sacramentos … pero sí se debe animarles y darles comodidad para aprovecharse de ellos. Con ocasión de los Ejercicios Espirituales, triduos, novenas, pláticas y catequesis póngase de manifiesto la belleza, sublimidad y santidad de la Religión, que ofrece medios tan fáciles, como son los Santos Sacramentos, y tan útiles a la Sociedad Civil, y para la tranquilidad del corazón y salvación de las almas. Así quedarán los niños espontáneamente prendados de estas practicas de piedad y las frecuentarán de buena gana y con placer y fruto.

Debe vigilarse, con el mayor cuidado, porque no entren en una casa de educación compañeros, libros o personas que tengan malas palabras. Un buen portero es un tesoro para una casa de educación."...
Después de alguna palabras más sobre la utilidad del "Sistema Preventivo", continua el Santo:

Una Palabra sobre los Castigos

¿Qué regla hay que seguir para castigar?
Donde sea posible, no se castigue nunca: donde la necesidad lo exigiera, recuérdese lo siguiente:
Procure el educador que sus alumnos lo amen, si quiere ser de ellos temido. Así el no darles una muestra de benevolencia, es castigo que emula, anima y jamás envilece.

Para los niños es castigo lo que se hace observar por tal. Se ha observado que una mirada no cariñosa en algunos produce mayor efecto que un bofetón. El alabar a los niños cuando obran bien o el vituperarles cuando se descuidan, es gran premio o castigo.

Exceptuados rarísimos casos, no se corrija ni se castigue jamás en público, sino en privado, lejos de los compañeros, y usando la mayor prudencia y la mayor paciencia para hacer comprender, valiéndose de la razón y de la religión, la faltó al culpable.

El pegar de cualquier manera que sea, poner de rodillas con posición dolorosa, tirar de las orejas y otros castigos semejantes, se deben absolutamente evitar, porque están prohibidos por las leyes civiles, irritan mucho a los alumnos y rebajan al educador.

Dé a conocer bien el Director las reglas, y los premios y castigos, establecidos por las leyes disciplinarias, a fin de que el alumno no pueda disculparse con decir: -No sabía estuviera esto mandado o prohibido.

Si se practica en nuestras Casas el Sistema Preventivo, estoy seguro que se obtendrán maravillosos resultados, sin necesidad de acudir al palo ni a otros castigos violentos. Hace cerca de cuarenta años que trato con jóvenes y jamás les he impuesto castigos de ninguna clase, y con la ayuda de Dios, he conseguido no sólo que los alumnos cumplieran con su deber, sino que hicieran sencillamente lo que yo deseaba, y esto de aquellos mismos que no daban apenas esperanzas de feliz éxito."

San Juan Bosco termina con algunas recomendaciones que son tantas perlas preciosas de sabiduría para el educador. ¿No es cierto que todo esto vale más que toda la "pedagogía" del mundo?

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